miércoles, 30 de octubre de 2013

Sin garantías retornan a sus municipios campesinos afectados por Hidroituango


Por: Corporación Jurídica Libertad

Los campesinos afectados por Hidroituango que ante la intransigencia de la administración departamental se vieron obligados a ocupar pacíficamente con sus familias el coliseo de la Universidad de Antioquia, buscaban desde el pasado mes de agosto retornar a las veredas y playas del cañón del río Cauca para hacer resistencia en el territorio. Pese a ello, el Gobernador de Antioquia Sergio Fajardo solo mostró voluntad para dialogar demagógicamente con los afectados del megaproyecto hidroeléctrico, el día en que firmó el acta de retorno en el que junto con los alcaldes asumían los compromisos frente al transporte, el alojamiento y la alimentación de las personas. Fueron aproximadamente ocho meses en el que los campesinos acamparon en el coliseo de la U de A, con todas las dificultades y sin recibir ayuda alguna de las instituciones del Estado.


Si los movimientos sociales están hechos de personas que aun en medio de las carencias económicas para
la  sobrevivencia sueñan, se organizan y luchan por la vida que quieren, la evaluación de estas acciones no pueden medirse únicamente por el número de reivindicaciones materiales logradas. Así fue como el 24 de octubre, día en el que se realizó una rueda de prensa en el coliseo de la Universidad, los campesinos expresaban sus valoraciones sobre estos meses de resistencia, expresando que había en su movimiento las capacidades analíticas para comprender la problemática afrontada, se logró la articulación con asociaciones de campesinos de Ituango y las diferentes organizaciones del refugio humanitario articulados a la MIA; se logró la solidaridad de diferentes organizaciones de la ciudad como sindicatos, estudiantes y profesores de la U de A, algunas personas de las plazas de mercado, todos por quienes fue posible sobrellevar estos meses; se logró también la difusión a nivel nacional e internacional del despojo continuado y los desplazamientos a los que sometieron a las poblaciones de las zonas de influencia de este megaproyecto, fortalecieron los liderazgos, se abrieron espacios de discusión de temas que no tenían la posibilidad de conocer y reflexionar, se fortaleció la cohesión del movimiento y se conformó una gran familia en el coliseo de la U de A.

En la rueda de prensa los campesinos insistieron en su inconformidad frente a los acuerdos que suscribieron con el gobierno departamental, porque lo que se logró finalmente no fueron garantías para compensar las pérdidas, o por lo menos para restablecer sus vidas en similares condiciones a las que vivían antes de verse afectados por Hidroituango. Deciden retornar para oxigenarse, replantear estrategias y exigencias y continuar luchando por lo que consideran justo, como el respeto por el derecho al trabajo, al territorio y la alimentación.
La insatisfacción parte de que las principales ausencias en la interlocución con el gobierno departamental y
los responsables del proyecto fueron las preocupaciones más sentidas de los campesinos relacionadas con los impactos ambientales, sociales y económicos del megaproyecto en la región.

Antes de terminar la rueda de prensa, los campesinos exigieron que “no se utilice los medios de comunicación como instrumentos ideológicos de Estado para producir falsas conciencias y divulgar propaganda mentirosa, se sabe que aunque estos proyectos van contra nuestra identidad nos hacen ver irreverentes con un asomo de emancipación, porque exigimos la argumentación y el debate”.
Un grupo de 60 personas decidieron quedarse en el coliseo considerando que la única garantía para retornar a sus territorios es que no se lleve a cabo la construcción de la represa por la cual fueron desplazados, pues al no encontrar playas del rio para construir los ranchos y seguir trabajando, no tienen a donde llegar. Estas personas quedan bajo la responsabilidad de la Alcaldía de Medellín pues es este el lugar escogido por ellos como municipio receptor del desplazamiento.
El viernes 25 de octubre se dispusieron las garantías de parte de la Gobernación de Antioquia y los alcaldes para el retorno de los campesinos hacia Sabanalarga, Ituango, San Andrés de Cuerquia, Toledo y Briceño. Entre los acuerdos llegados con el gobierno departamental está la entrega por tres meses de una ayuda alimentaria de hasta 50 kilos para las familias más numerosas y apoyo de $50.000 ó $100.000 para las familias que requieren alojamiento, el transporte hacia los municipios y el albergue para todos los retornados la primera noche en las cabeceras urbanas.
Los campesinos se encaminaron a un retorno sin muchas garantías. Una vez llegaban a sus municipios se encontraban con todo tipo de desinformación y descoordinación institucional dando cuenta que en estos procesos de retorno lo fundamental es llevar a los habitantes a sus lugares de origen sin la previsión necesaria para el restablecimiento de condiciones básicas de vida.
El alojamiento la noche de la llegada tuvo que ser gestionada por los mismos campesinos donde sus vecinos y parientes. Frente a la entrega de la ayuda alimentaria la Gobernación de Antioquia, el Dapard y los municipios, trabajaron aisladamente sobre la base de listados desactualizados, según los cuales argumentaba un funcionario público no podía hacer caso de las peticiones de los campesinos, porque lo único que existe para ellos es lo que está escrito.
Para familias que llevaban meses lejos de sus medios regulares de subsistencia, fue un apoyo alimentario insuficiente que no alcanza para retomar una actividad económica estable, algunas familias de cinco integrantes tenían que recibir 25 kilos en alimentación porque solo aparecía en el listado dos de ellos. A familias que decidieron quedarse en Medellín les llegó la ayuda alimentaria en el municipio de origen. El Dapard, no actuó conforme al listado de retornados verificando el municipio receptor y mandó mercados para unos y otros lugares sin que correspondieran con la realidad de las familias. Muy sabiamente decía un campesino “desde el desayuno se sabe lo que va a ser el almuerzo”
En medio de las dificultades del retorno los baharequeros y campesinos se ven esperanzados al retornar a sus territorios, ver a su gente y volver a trabajar en las playas que aun no se han privatizado, más con la experiencia vivida están seguros que seguirán luchando por lo que les pertenece.
Cabe mencionar que entre las múltiples reuniones realizadas (más de 30) y luego de una acción de tutela, el Ministerio del Interior y la Unidad Nacional de protección se comprometieron a iniciar un plan de prevención y protección para la población afectada por Hidroituango, las cuales desde el retorno, evidenciaron las falencias de cómo podía generar esas condiciones de protección.
Así mismo se acordó junto con la Asociación de Campesinos de Ituango -ASCIT la conformación de una mesa de derechos humanos a través del Comité interinstitucional de DDHH, que solo sesionó el día que se instaló en el municipio de Ituango el 10 de septiembre y que a pesar del asesinato de uno de los lideres, el ataque a través de un artefacto explosivo de otro y las amenazas de siete profesores del Municipio de Ituango, no ha sido nuevamente convocado. 

La Corporación Jurídica Libertad seguirá verificando el cumplimiento de los acuerdos de parte de las autoridades responsables y continuará apoyando las acciones planeadas por los afectados de Hidroituango en la exigencia de sus derechos fundamentales.

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